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La historia está repleta de acontecimientos puntuales: batallas, descubrimientos, conspiraciones, revoluciones… sin embargo, aunque todos ellos moldearon nuestro presente, son pocos los sucesos que cambiaron de manera radical el destino del mundo. Cuentan las crónicas que el 28 de mayo de 1453, cientos o incluso miles de personas se reunieron en el corazón de la ciudad de Constantinopla: la magnífica basílica de Hagia Sophia, la más grande del mundo cristiano (ortodoxo o católico) hasta entonces. Esta catedral, durante casi mil años, cimentó las bases de la fe ortodoxa y la preservó en el último rezago del Imperio Bizantino, otrora Romano. Cerremos los ojos un momento e imaginemos presenciar la última misa cristiana del último día de un imperio de más de 2000 años de longevidad… El dominó geopolítico que se desencadenó tras la caída de Constantinopla lo convirtió en el hecho más trascendental del siglo XV: basta decir que tradicionalmente conocemos que la toma de la capital bizantina por los turcos otomanos marcó el final de la Edad Media y dio inicio a la Edad Moderna; pero esto va más allá: el golpe a la cristiandad rompe (aun más) a Occidente y a Oriente, afianzando la expansión del Islam y clausurando la vía comercial entre el este y el oeste. Los descubrimientos continentales posteriores son tan solo una consecuencia de la hazaña de Mehmet II en las puertas de Constantinopla el 29 de mayo de 1453. En esta edición no solo queremos compartir con los Ruteros de la Curiosidad algunos detalles y apreciaciones sobre la caída de Constantinopla: intentaremos llevarlos al lugar de los hechos, desde el inicio del asedio hasta el final de la batalla, pues con la imaginación y la curiosidad todo es posible. ¡Viajemos juntos una vez más Por las Rutas de la Curiosidad!

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